Foro Viajar a Bolonia
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Una bonita ciudad cultural en el norte de Italia

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Una bonita ciudad cultural en el norte de Italia Empty Una bonita ciudad cultural en el norte de Italia

Mensaje  Admin Jue Feb 14, 2008 5:14 am

http://www.ciao.es/Bolonia__Opinion_835133

Ventajas: preciosa ciudad
Desventajas: ninguna



Bolonia es la capital de la Emilia Romagna, y está situada en el centro de la llanura padana, al pie de los Apeninos, en una posición estratégica que la convierte en un importante nudo vial y ferroviario que conecta los cuatro puntos cardinales de Italia.

A Bolonia se la conoce como “la rossa, la grassa e la dotta”. La rossa (roja), por el color dominante de sus edificios. La grassa (gorda) por su rica gastronomía (quién no conoce los tortellini, la salsa boloñesa o la mortadela di Bologna), y la dotta (docta) por su antigua e intensa vida universitaria, que cuenta en su historial de alumnos con nombres tan célebres como Dante y Petrarca, o el contemporáneo Umberto Eco.


Bolonia es la cuna de la primera universidad europea. La primera universidad de Europa se fundó allí en 1088, y su fama ha perdurado a lo largo de los siglos, así que no es de extrañar que, aproximadamente, la cuarta parte de la población actual de Bolonia sean estudiantes. Sus muros medievales, que custodian siglos de sabiduría, encierran calles de pórticos infinitos y una intensa vitalidad. A pesar de ser una de las ciudades más antiguas de Italia, Bolonia está tan bien conservada que, aunque se reconoce el paso del tiempo, no es evidente su degradación. La urbe, antiguamente fortificada, conserva la huella de su trazo, algunos restos de muralla y diez puertas que controlaban el acceso a sus entrañas.


La ciudad está vertebrada por casi cuarenta kilómetros de pórticos, cuyas columnas medievales de madera fueron relevadas en el siglo XVII por recias estructuras de ladrillo y piedra. Estos pórticos nos permiten pasear por la ciudad cobijados de las inclemencias del tiempo. Además, en Bolonia, la luz adquiere las tonalidades del ladrillo, la piedra arenisca y la selenita, y se establece un peculiar juego de sombras entre las columnas de los soportales.


Yo diría que una de las características del perfil de la ciudad son sus altas torres, que se han construido desde el siglo XII. Parece ser que las familias nobles más ricas entablaron una singular batalla entre ellas por erigir la torre más alta como símbolo de su poder. Esta curiosa lucha concluyó con la construcción de unas cien torres que se disputaban el cielo de Bolonia, de las que sólo dieciocho han quedado en pie. Entre ellas destacan Asinelli y Garisenda, también conocidas como “las Dos Torres”, que se han convertido en el emblema de la ciudad. Ambas torres se levantan sobre la plaza de la Porta Ravegnana. La primera, la más alta y esbelta (mide unos 98 metros de altura), actúa como faro monumental indicando el camino hacia Via Zamboni, la calle de la Universidad. La Via Zamboni es una calle jovial y tumultuosa que los estudiantes han convertido en un gran cuadro lleno de grafitti, anuncios de habitaciones, pósters con la programación de locales y cabinas pintarrajeadas.


Para mí, cualquier visita a Bolonia debe incluir la subida a la torre Asinelli, que con sus 98 metros es la más alta de las torres medievales que se levantan sobre la ciudad. Desde su punto más alto podréis disfrutar de un panorama de vértigo sobre la ciudad que abarca la basílica de San Luca y, en días claros, podréis ver hasta los Alpes y el mar Adriático.


El Papa y su corte pasaban largas temporadas en Bolonia entre los siglos XV y XVI, y su estancia favoreció que se construyeran y se restauraran docenas de iglesias y conventos. Por tanto, este poder religioso también ha contribuido a definir el carácter de Bolonia, sembrándola de iglesias, basílicas y conventos desde la Edad Media.
Bolonia alberga su corazón en la Piazza Maggiore (corazón histórico y administrativo), flanqueada por sus espléndidos monumentos como el Palazzo Comunale y la fuente de Neptuno. En el Palazzo Comunale está ubicado un punto de información turística. Este palacio es también la sede de la alcaldía. De la Piazza Maggiore (que tiene planta cuadrada), parten las cuatro arterias principales de la ciudad (Independenza al norte, Azeglio al sur, San Felice y Ugo Bassi al oeste, y Rizzoli y Strada Maggiore al este).


El eje que forman las cuatro calles principales de Bolonia se ha convertido en un refinado núcleo comercial de elegantes pórticos, y podemos pasear por la zona mirando los escaparates de las exclusivas tiendas, todas ellas con precios prohibitivos. Pero, a medida que subimos hacia el norte, a la altura del parque de la Montagnola, Bolonia cambia su fisonomía y se vuelve más popular. Los viernes y sábados, el parque y sus alrededores se transforman en el espléndido mercado de la Piazzola, que es un improvisado y gigantesco mercadillo abarrotado de gente y tenderetes donde se puede encontrar de todo a precios muy asequibles.
La iglesia de San Petronio, en la Piazza Maggiore, pretendía ser mayor que la de San Pedro de Roma, pero el Papa obligó a que se dejara inacabada. La Basílica de San Petronio está dedicada al santo patrón de la ciudad. Este templo preside la Piazza Maggiore, y durante la visita nos comentaron que es el quinto templo más grande del mundo. Es una iglesia gótica, y destaca por su inacabada fachada de mármol rojo y blanco. Curiosamente, a pesar de estar dedicada a él, el patrón de Bolonia no descansa allí, sino en la iglesia de Santo Stefano, situada en la Plaza de Santo Stefano, que también se conoce como las Siete Iglesias, y cuyo esplendor supera con creces al de la basílica.


La Basílica de San Petronio, iniciada en 1390, fue un símbolo del poder religioso local. En su fachada yo destacaría la Porta Magna, con valiosos relieves.


Frente a San Petronio, el elegante Palazzo de la Podestà esconde en sus entrañas renacentistas un secreto ya que, en un ángulo de sus paredes, se crea un extraño efecto de resonancia que permite susurrar palabras que pueden escucharse a distancia sin tener que alzar la voz. El Palazzo del Podestà era la antigua residencia del gobernador y, desde sus pórticos, hay una bonita vista de la fuente de Neptuno.
Es maravilloso pasear por la Piazza Maggiore bajo el esbelto y marmóreo pórtico que sostiene al Palazzo de Banchi, mientras observamos la hora en el reloj del Palazzo d´Accursio.
Fuera de la plaza hay un auténtico entramado de callejuelas medievales. Son calles populares inundadas de olores, gritos, gentes, puestos con las mejores frutas y verduras, generosas pescaderías y carnicerías, panaderías artesanales y tiendas donde se vende pasta fresca hecha a mano y deliciosos salumi (embutidos) como los tamborini.

En los pórticos de la plaza de Santo Stefano veréis a mucha gente, ya que estos arcos son uno de los puntos de reunión favoritos de estudiantes y vecinos de Bolonia.

En la plaza de Santo Stefano se levantan bellos palacios renacentistas como el de Bolognini o la Case Beccadelli.

La iglesia de Santo Stefano es una de las más antiguas de Bolonia, pues tiene su origen en el siglo V d.C. Esta iglesia formaba parte de un antiguo convento benedictino, y da nombre a una acogedora plaza rodeada de edificios medievales y renacentistas.

La hermosa iglesia de San Giacomo Maggiore sólo conserva de origen gótico las ventanas de la fachada. El resto fue reformado en estilo renacentista.

Al sur de la ciudad, ya fuera de su muralla de piedras imaginarias, hay otro hermoso parque: los Giardini di Santa Margherita, que cuenta con un lago, grandes arboledas y un gran prado. En este parque se reúnen muchos boloñeses los domingos.

Paseando por los callejones peatonales del centro descubriréis nuevas perspectivas y monumentos. Os aconsejo visitar también la Academia de Bellas Artes, que destaca por sus pasillos repletos de fabulosas esculturas. Otros lugares para visitar son la iglesia de San Francisco, la iglesia di Santi Gregorio e Siro, el palacio Fava, el palacio Marescalchi, el palacio Caprara, la iglesia y el convento de San Salvador, la iglesia de San Domenico, el Museo Medieval y del Renacimiento, la Pinacoteca Nacional, el Museo de Geología y Paleontología, etc.


Yo diría que Bolonia es una ciudad de museos. Los hay con atractivos fondos y de temáticas singulares, por lo que hay para todos los gustos. Pero, de entre todos los que visité, el que más me llamó la atención fue la Pinacoteca Nacional, una excelente colección de lienzos que resumen la historia del arte boloñés, desde la Edad Media (con obras de Giotto) hasta el barroco (representado por Carracci). Creo recordar que la entrada me costó 4 euros (pero fui hace un año y medio).


El Museo Arqueológico cuenta con una amplia colección de piezas egipcias, etruscas y romanas.
La Galeria d´Arte Moderna alberga obras contemporáneas de artistas italianos e internacionales.
Otras muestras interesantes son las que albergan los museos del Palazzo Poggi, donde podéis visitar la Academia de la Ciencia, el Museo de la Navegación, el Museo de Arquitectura Militar y el curioso Museo Ostretrico Giovanni Antonio Galli, con increibles reproducciones en cera, a escala humana, de las diferentes fases del embarazo. Todos estos museos tenían entrada libre.

En la plaza Galvani se levanta el palacio del Archiginnasio.

Al barrio judio se accede por unas tortuosas y laberínticas calles. Este antiguo gueto se abre paso entre pórticos de madera, farolas de hierro repujado y adoquines centenarios. En la calle dell´Inferno se encontraba la antigua sinagoga. Actualmente, este barrio ha ido a más, y acoge tiendas de artesanía y pequeños bares y restaurantes de modo, pero conserva intacto el rostro de su pasado. Yo diría que este barrio es una muestra excelente del resurgir global que está experimentando Bolonia, una ciudad fiel a su pasado, pero siempre abierta al cambio y a las nuevas ideas, que acoge estupendamente a todos los que la visitamos y nos muestra con orgullo sus tradiciones.


Para concluir mi opinión voy a hablaros de la cúspide de Bolonia: el santuario de San Luca, una enorme basílica al sur de la ciudad, que se alza sobre el Colle della Guardia, a 291 metros de altitud. Esta basílica corona un bonito paraje de bosques y viñedos, y está dedicada a San Luca, santo de Bolonia. El camino de ascensión hasta la basílica dura más de 3 km., y es todo un peregrinaje, pero ofrece unas vistas inmejorables.
El santuario de San Luca es uno de los lugares más visitados por los devotos y los turistas. Una de las formas más interesantes de llegar hasta la cima donde se halla el templo es partiendo a pie desde el pórtico que sale de Porta Saragozza y que se abre camino a lo largo de 3,6 km. Se trata de un camino cubierto por un pórtico de 666 arcos que fue construido en 1657 gracias a los donativos que feligreses de todas las condiciones ofrecieron para garantizar su visita al templo. El muro opuesto a los pilares se decoró con esculturas, pinturas al fresco (no muy bien conservadas) e inscripciones con los nombres de las familias nobles que sufragaron la obra.

El transporte público es una cómoda alternativa para los menos deportistas, pero yo aconsejaría subir a pie, ya que las maravillas del paisaje bien merecen el esfuerzo. Una vez arriba, las vistas sobre Bolonia y su región son mucho más gratificantes que la compleja masa de forma elíptica que conforma la basílica. En su interior, los boloñeses rinden culto a un icono bizantino de la Virgen con el niño que, según cuenta la tradición, es una obra original de Luca el evangelista. Por las nochas, el conjunto de la basílica se ilumina con focos, siendo visible desde muchos kilómetros de distancia, y ofreciendo una preciosa estampa.

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